
¿Cual es el futuro de las Artes Gráficas?
Es el esfuerzo de hacer productos de tal modo que sean útiles para las personas. El mundo externo se ha vuelto menos natural y cada vez más artificial, el valor del diseño aumenta. La labor de los diseñadores puede contribuir de forma más concreta y eficaz a una existencia más humana en el futuro. Ya ven que es necesario estudiar ambas artes. Esto le daría mayor fortaleza y conocimiento al estudiante de Diseñador Gráfico.
He visitado muchos lugares donde se trabaja el diseño gráfico y las artes gráficas, incluyendo universidades e institutos, donde se imparten clases de ambas artes. Pues, he observado a jóvenes diseñadores (as), que utilizan las medidas en pulgadas para trabajar afiches, boletines, volantes, suplementos, libros, entre otros. Creo que se está enseñando mal el uso de las medidas para elaborar un arte final. Se debe enseñar todavía el sistema de medidas en picas o en centímetros —son medidas exactas para trabajar las artes gráficas y el diseño gráfico—.
A toda persona que vaya a estudiar la Licenciatura en Diseño Gráfico se le debe de enseñar el círculo cromático, separación de colores, fotografía, dibujo artístico, manejo tipográfico, serigrafía, composición plástica, línea de corte y sangrado, creatividad, español, diagramación y diferentes técnicas actuales que le ayuden a desarrollar su trabajo con eficiencia y profesionalismo. Como docente de Diseño Gráfico, les enseño a mis estudiantes la técnica de las artes gráficas y el manejo de diferentes medidas.

Mucho más que un arte

Es conocido que el entramado gráfico se asienta sobre empresas creadas por un profesional –o un grupo de ellos–, con no muchos medios y en unas condiciones de mercado favorables, lo que ha ayudado al crecimiento de la mayoría, y a que hayan adquirido una dimensión que ya no resulta tan fácil de “manejar” como al principio. Pero, a pesar de esa creciente complejidad, por tamaño y condicionantes de mercado, los criterios de organización y dirección no han cambiado mucho, y la actividad sigue girando en torno al dueño, hasta en los menores detalles del quehacer diario. Y ese hecho, que no tiene por qué ser bueno ni malo, sí que condiciona mucho el funcionamiento de la empresa, en tiempos tan complicados como los que nos toca vivir (¡y lo que nos queda!).