
La fotografía como obra de arte
La fotografía es un medio relativamente reciente, y sus primeras manifestaciones en los museos de arte son pura fotografía técnica, paisajes, modelos para ser pintados en lienzo, etcétera.
Placas de vidrio enormes con emulsiones de plata, papeles a la albúmina, cianotipos... Todo con una calidad asombrosa. Podéis entender mi emoción cuando veía aquello dentro de un museo. Realmente era impresionante.
La fotografía es un medio relativamente reciente, y sus primeras manifestaciones en los museos de arte son pura fotografía técnica, paisajes, modelos para ser pintados en lienzo, etcétera.
Placas de vidrio enormes con emulsiones de plata, papeles a la albúmina, cianotipos... Todo con una calidad asombrosa. Podéis entender mi emoción cuando veía aquello dentro de un museo. Realmente era impresionante.
Pero hay una característica impepinable si quieres ser un fotógrafo contemporáneo de galería: Tienes que imprimir grande, muy grande. Exagerada y recargadamente grande. Muy barroco todo. (Esto es un chiste interno, para relajar tensiones).
Lo que significa esto en términos puramente prácticos es que las obras son caras de producir, por su puro tamaño. Si eres pobre, da igual el talento que tengas, no puedes ser artista. A menos que recibas una subvención de dinero público por lo sugerente de tu obra. Dinero que sale de los bolsillos de la gente común, a la que rechazas y tratas de ignorante en tus discursos de artista incomprendido.

Mucho más que un arte

La fotografía es hoy el arte. Y como el arte, libre. El artista construye imágenes lentas que se oponen a la estética de la instantánea. […] La fotografía pasa a ser el soporte donde el autor expresa su discurso y no el objeto de adoración por sus gamas de grises y otros alardes técnicos o compositivos